Señor, he elegido este instante inmensurable,
Para abrir mi corazón acongojado.
Elevo a t i mi rostro cubierto de lágrimas,
Quiero hablar, no puedo casi pronunciar ni una palabra.
lagrimas, solo lagrimas. Es todo tan denso,
tan confuso como un espejo cóncavo, donde todo se desforma.
Pero aun así elevo mi corazón a Ti Padre de lo imposible,
omnisciente Dios. Aunque no alcanzo a comprender
lo que ocurre, en lo profundo de mi corazón, ni en el convulsionado
mundo, yo confío en Ti, fuente eterna de toda verdad.
Entre lágrimas yo igual te adoro, te alabo por lo que
tú representas para mí.
Ahora quiero decirte gracias, por el silencio de la noche,
por el leve sueño de las mariposas, por los pájaros dormidos
en los álamos, por los colores mutables y eternos de las cosas.
Por la capacidad con la que me dotaste de estar triste y alegre,
por las sonrisas y las lágrimas por estar viva, en tu presencia.
Por amarme hasta la Cruz.
Gracias por los amigos, Gracias por los sueños que compartes conmigo,
por estar aquí junto a mi cama, mientras por mi rostro fluye este río de
lagrimas, gracias por el primer pájaro que mañana despertará
con su trino al alba.
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