Una tarde muy serena,
me hallaba en mi habitación,
mi mente vagaba en la soledad.
De pronto me sorprendió la voz de Dios,
Hablando claramente a mi corazón.
Me dijo. ¿Qué te ocurre hija amada que en estos
tiempos de tantos medios de comunicación,
como tu celular , tu teléfono, y tu computadora.
Que para hablarle a un amigo,
habiendo ¡Tantos consejos! Que
en mi Palabra te doy, recurres a otras
de hombres a los que usé, para decirle
a tu amigo enfermo, solitario que no lo
puedes ir a ver, ni tocarlo, ni abrazarlo.
¡Hija mía, yo te escogí para transmitir mi amor!
¿Sabes que estos hombres que vos imitas,
No copiaron palabras, ellos la hicieron su piel, sufrían
con sus amigos, y a pesar de tanta tribulación
Se arrastraban hasta un timbre, traspasaban un zaguán,
Hasta llegar a su amigo con el verdadero amor.
¿No será que eso te falta hoy?
Copias miles de powers, los envías con
la mejor intención, pero con palabras de otros
que se atrevieron a vivir el verdadero amor.
Hija mía, estás en una celda, amordazada
de la cabeza a los pies, estás buscando en otros
Hombres, estás buscando en el ayer.
Lo que puedo darte hoy si te postras a mis pies.
Lee mi Palabra en estos tiempos de ligero andar,
Antes de abrir primero una página webb.
Yo desato estás mordazas que te provocó el stress.
Entonces cruzarás la calle, tocarás un timbre,
darás mi Palabra, mi amor hecho piel como
la de mi Hijo amado que por vos y toda la humanidad la dio,
Hoy que sobran medios de comunicación, sobra angustia, amargura,
hambre, soledad.
Falta una caricia, mi Palabra, falta mi amor
Autora: Mirta Barolo
Seudónimo: Laureana Acuña
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